domingo, 3 de agosto de 2014

Humo tecnológico

¿Recordáis el último anuncio que visteis en televisión de una marca de tabaco? han pasado ya más de 25 años. La ley 33/1988 prohibió la publicidad televisiva de estos productos. 



Sin embargo no fue hasta la década de los 90 cuando la sociedad se empezó a hacer eco del efecto nocivo del tabaco, aunque sin gran repercusión debido a la falta de pruebas concluyentes.

No es hasta el 2004, cuando las empresas tabacaleras se vieron obligadas a especificar los aditivos que utilizan en la fabricación del tabaco y las cajetillas se empezaron a comercializar con mensajes disuasorios tipo: «Fumar mata», «Fumar puede matar» o «Fumar daña gravemente su salud y la de las personas que están a su alrededor».


Finalmente en 2011 se prohíbe fumar en cualquier lugar público / colectivo que no esté al aire libre.
Pero… un momento, ¿cómo hemos llegado hasta esta situación? Hemos pasado de fumar la pipa de la paz a plantarle guerra al tabaco.
Si volvemos la vista atrás, antiguamente el tabaco se fumaba, se aspiraba por la nariz, se masticaba, se comía, se bebía, se untaba sobre el cuerpo, se usaba en gotas en los ojos, etc... ¡se ofrecía hasta a los dioses!

A pesar de que actualmente se ha convertido en el malo de la película y es difícil que se deje ver en la gran pantalla, no podía ser menos y también tiene su versión 2.0, llamado “cigarrillo electrónico” o “e-cigarrillo”. 

imagen: teletiendaoutlet.com


A diferencia del tabaco que proviene de América, el e-cigarillo proviene del cada vez menos lejano Oriente, su inventor, un farmacéutico chino llamado Hon Lik desarrolló el producto tras la muerte de su padre por cáncer de garganta debido al tabaco. Y aunque se comercializan desde el año 2003 (en el 2006 llegó a Europa), no fue hasta el 2011, coincidiendo con el endurecimiento de la Ley Antitabaco cuando se puso de moda en nuestro país.
Lo podemos encontrar con sabores e incluso colores diferentes, para aquellos a los que les gusta llamar la atención. Algunos incluyen incluso una pantalla led para controlar el nivel de batería y el nivel de tensión en el "vapeo" o inhalación del vapor por parte del consumidor.

Prometía ser inofensivo y parecía incluso ser la solución al problema del tabaquismo, no obstante, últimamente le está saliendo algún que otro detractor y no queda tan claro que no tenga efectos nocivos sobre el consumidor.

Imagen: elperiodico.com


Pero como todo evoluciona, este año además del cigarrillo electrónico también podemos encontrar el “porro electrónico”, comercializado (no podía ser de otra forma), por una empresa Holandesa, entre sus características, se puede rellenar con cannabis, es desechable y permite realizar unas 500 caladas, ¿estamos ante una nueva “pipa de la paz 2.0”? 

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